sábado, 12 de noviembre de 2011

Dice Giardinelli (en contra del canon argentino)

(…) el consejo que yo puedo dar es que no lean los suplementos porteños, no lean “Radar”, no lean La Nación, no lean “Cultura y Nación”, de Clarín; por favor, porque lo que hacen es dañar la literatura. No hay que leer eso. Ojalá en Buena Letra te escuchen profesores y estudiantes de letras. No lean eso. No lean el canon de la UBA, es muy dañino, hace mucho daño todo eso. Todos estos profesores y profesoras que hace treinta años dominan la Universidad de Buenos Aires le hacen mucho daño a la literatura argentina. Digo esto, alguien tenía que decirlo y yo ya empecé… ¿viste? Porque además hace tiempo sentía mucho coraje de que no hubieran autores argentinos que lo dijeran, aunque casi todos lo piensan. Bueno, yo lo digo; y ojalá que me acompañen muchos a decirlo. Son unos cretinos, manejan mal la literatura, le hacen daño, la recortan.
Juan José Saer y Ricardo Piglia son dos grandes escritores argentinos, no cabe ninguna duda, pero lo que no puedo tolerar es que me digan que ellos dos son toda la literatura argentina. No, señor, se equivocan (…). No les acepto el macaneo. El canon argentino es una caca. No sé si se puede decir esa palabra, diría una más fuerte, pero el canon argentino es una caca.
(…) Bueno, digamos que el canon de la literatura argentina, por lo menos en narrativa, es una caca. Y los profesores y profesoras de las universidades del país que aceptan el canon de Beatriz Sarlo, de Zanetti, de Josefina Ludmer, de Ana María Barrenechea y de Noé Jitrik, algunos de los cuales son mis amigos, se equivocan, porque tienen una literatura recortada. Yo lo digo, pueden citarlo, pueden decir “el insolente de Giardinelli dice esto” Pero es que es así, estoy convencido.
Buena letra, Julio Rodman, ed. Diógenes, Mendoza, 2000.

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